La estructura y distribución de los arrecifes de coral, de Charles
Darwin 2006, 1 vol.
Cuando en diciembre de 1831 Charles Darwin (1809-1882) se embarcó como
naturalista a bordo del Beagle, que
conducía el capitán Fitz Roy, era incapaz de imaginar la trascendencia que
tendría su obra para la biología de los siglos venideros. Tras cuatro años y
varios meses en que recorrieron costas, islas y países americanos y del
Pacífico, regresaron a Inglaterra en agosto de 1836. Este viaje sirvió a Darwin
para recoger una impresionante cantidad de datos científicos, así como para
conocer y enviar a Inglaterra diversas muestras de minerales, animales y
fósiles, que más tarde serían estudiados por él y otros naturalistas. Pero lo
más relevante del viaje fue su elaboración teórica sobre los mecanismos que
propuso para explicar la evolución de las especies y el origen del hombre. Por
selección natural y sexual, y la lucha por la existencia. Teoría que comenzó a
elaborar en 1837 en la misma fecha que escribía su texto sobre los arrecifes
coralinos, mediante el hundimiento y la elevación de los continentes, en
oposición a otros naturalistas y geólogos que la atribuían al crecimiento de
estos animales sobre los cráteres de los volcanes, etc. Aunque complementada
con otros factores científicos, la teoría conserva vigencia, así como su
clasificación de los arrecifes coralinos en costeros, de barrera y de atolón,
presente en todos los textos de biología que se ocupan del tema.
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